Blake Snell: De promesa a estrella, su evolución con los Dodgers

Blake Snell: Persiguiendo el Sueño de la Postemporada

Desde niño, Blake Snell soñaba con el momento. En su hogar en Shoreline, Washington, durante los juegos de postemporada de la MLB, se paraba, ponía su mano en el corazón y cantaba. La majestuosidad del estadio, con todos de pie entonando «God Bless America», grabó en su mente una aspiración: ser el lanzador en ese momento crucial.

«Lo único que siempre he querido es estar en el montículo en el séptimo inning de un juego de playoffs cuando suena ‘God Bless America'», dijo Snell. «Eso es lo más genial para mí. Lo he estado persiguiendo durante más de 20 años. Y en Milwaukee, finalmente pude sentir eso».

Blake Snell

Once días atrás, en el American Family Field, durante el Juego 1 de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional, todo se unió en una noche casi perfecta. Snell, forjado durante dos décadas, pasó de ser un proyecto a un jugador de élite, y ahora, es un lanzador que ha capturado múltiples premios Cy Young.

Ahora, Snell se prepara para el Juego 1 de la Serie Mundial para los favoritos, Los Angeles Dodgers, contra los Toronto Blue Jays. Llega tras una actuación dominante: ocho entradas, un hit, sin bases por bolas y 10 ponches. El manager de Milwaukee, Pat Murphy, la calificó como «la actuación más dominante contra nosotros» en sus 10 años con los Brewers.

Para Snell, esto estaba predestinado. Tras cuatro equipos, una década y numerosos fracasos, el apoyo de sus compañeros, la sabiduría de los entrenadores y el respaldo de su esposa, lo llevaron a construir algo grande. Su objetivo siempre fue ser el mejor lanzador del mundo.

  • Velocidad Impresionante: Su recta alcanza las 99 millas por hora.
  • Cambio Efectivo: Un cambio de velocidad que desconcierta a los bateadores.
  • Control Táctico: Su slider y curva ahora son lanzamientos más estratégicos.

En 2018, a los 26 años, Snell ganó el premio Cy Young de la Liga Americana. A pesar de una reputación por conceder bases por bolas, su talento le abrió el camino a las Grandes Ligas. Sin embargo, la temporada siguiente, su efectividad aumentó y las dudas comenzaron. Aprendió el valor del fracaso, lo que lo llevó a reinventarse.

En la Serie Mundial de 2020, una decisión cuestionable del manager Kevin Cash lo sacó del juego en el sexto inning, un momento que marcó un punto de inflexión. Dos meses después, fue cambiado a San Diego, donde luchó por encontrar consistencia. La llegada de Ruben Niebla como entrenador de lanzadores fue clave. Niebla le animó a confiar en su cambio, que se convirtió en una de sus armas más letales.

Snell se unió a leyendas como Gaylord Perry y Roger Clemens, como los únicos lanzadores que han ganado el Cy Young en ambas ligas. Comprendió que el éxito requería más que talento; necesitaba inteligencia y adaptación. Aprendió a leer a los bateadores y a ajustar su estrategia sobre la marcha.

Tras una temporada destacada con los San Francisco Giants, Snell optó por salirse de su contrato. Los Dodgers lo contactaron inmediatamente, ofreciéndole un contrato de cinco años y 182 millones de dólares. Snell encontró en los Dodgers un ambiente que valora la excelencia, donde la presión lo impulsa a demostrar su valía.

En su segunda apertura de postemporada, Snell demostró su valía, dominando en seis entradas. Su objetivo es claro: dominar y demostrar el tipo de lanzador que es. Dedica cada lanzamiento a su familia y amigos, y también a sí mismo, reconociendo que el éxito requiere fortaleza mental y perseverancia.

Ahora, con los Dodgers, Snell tiene la oportunidad de demostrar lo que ha aprendido y evolucionar. Su mentalidad es clara: aprender y crecer continuamente.

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